martes, 25 de septiembre de 2012

guardar las apariencias

No quiero decir nada
que te duela debajo de las uñas,
que se agarre al umbral de tu esternón
como a un columpio roto,
o que rasgue
tus yemas de papel albal.
No quiero decir
que ya no somos aquellas
espirales, que fecundas lanzaban
aves ciegas a la multitud nublada,
ni que ahora los abrazos huyen
por falta de aleluyas.
Nada quiero
en nuestras roturas crujidoras,
en la invisible muchedumbre
que nos separa prietas
de tanto verso
y vernos como fruto prohibido,
inmarchitable.
Quiero no decir
envidia en un poema
-extática guarida de disfraces-,
ni qué hostil inocencia,
qué lengua leñosa contiene
nuestros muertos, nuestras palabras
como astillas.

No. Nada.



n.m.



4 comentarios:

  1. mereció la pena co-romper al silencio.
    muy bello.

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  2. Llegué a tu blog por pura casualidad, me quedo leyendo tus poemas, este, el primero muy bonito

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  3. Hay que decir.

    Y mejor que guardar las apariencias, ser como se es.

    Suele ser lo que satisface mas.

    Este me ha gustado mucho: "ni que ahora los abrazos huyen por falta de aleluyas."

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