Las damas saben cuando irse.
la tarde tras la comisura sucia
de la boca
son como un pelotón
de criaturas sin clase
con ganas de rezongar y estirarse
alegres,
alegres,
despreocupadas ya de abril
y sus instintos como altares.
Las damas saben cuando irse
de la tristeza
y cuando dejarse ir
hacia el verano en que dormitarán
la siesta
y cuando dejarse ir
hacia el verano en que dormitarán
la siesta
en el preludio de otros aguaceros.
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