enganchada en aquella noche
le correspondía lo agradable de
cincuenta mil familias,
ningún ser humano.
Considérense como pequeños salvajes.
La naturaleza humana,
sus pasteles, su madre,
hubieran amasado y
enterrado cimientos.
n.m.
(pag.33. Una habitación propia. Virginia Woolf)
perfecto.
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