domingo, 23 de diciembre de 2012

el trato violento

¿En qué momento aceptamos
cual fue el escenario,
el territorio, la pradera.
Dónde nuestras rodillas
resistieron más que los pies.
Con qué falta de argumentos,
con qué dócil generosidad,
con qué liviana rebeldía.
Con qué vanidad soberbia,
con qué moral... seguimos aceptando
en la cotidiana libertad
el trato violento?

n.m.



nota meteorológica (para turistas)

Coloque bien los dibujos de esta cáscara,
alinee las junturas para no crear
goteras al vecino,
el correo en el buzón de entrada,
los cantos junto a los pájaros
que rondan las bicicletas y sus timbres.
Tengo un paragüero para los sarcasmos
y una caseta de perro para detectar hipocresía,
un lugar-bosque al que no aconsejo entrar solo
y una temible propensión a la discusión
que guardo en el armario de los trastos.
Tan bien coloco mis cosas que tengo un cajón para deudas
y un silbato pequeño, por si atacan.
En el armario de disfraces hay una fiesta veneciana
y suenan gaitas y tangos en otras cercanías.
Hace viento, a veces hace viento


n.m.




jueves, 6 de diciembre de 2012

affaire

Estábamos juntos.
Recuerdo que me hiciste amanecer
el hambre en los pezones
como una enfermedad
que te debilita tibia
y a ti se te venía el deseo en oleadas.
Luego un gran hueco de silencio
iba lacerándonos los oídos
y el rebotar de la confianza en las paredes
era como un juego absurdo
donde todos los niños pierden
y se pasa la hora de la merienda
con arena hasta las cejas.
Acabábamos exhaustos de lo no dicho.
Estábamos juntos,
nos recorríamos el cuerpo y nunca
supimos nuestro nombre.


Solíamos ir en primavera
a someter la saciedad,
casi milagrosa para los demás,
dentro de una larga huída contra el caos,
proclamando mundos circulares,
peripecias convencionalmente deliciosas,
y cerrábamos los ojos polvorientos
a todo tipo de especulaciones
sin dejar huella,
ninguna correspondencia
que nos delatara,
de lo que se creía que éramos.
Fuimos, pues, brillos inexistentes,
enloquecidas ventiscas en bolas de cristal,
arqueológicas florecillas
que arrancaban los mechones de la memoria,
de las tinieblas.


Aquel viaje seguía inevitablemente
en un laberinto preñado de breñas
al que nos lanzábamos como el deslizarse
de las balsas, como el bravo quejido
de una aventura alegre y mentirosa,
acodados en las alturas,
constelados en el asombro que clama desde abajo,
desde las profundidades fértiles y oscuras.
La mansedumbre inmóvil del paisaje,
el no percibirse dentro,
siempre nos despertaba.


Algo había absorbido ya
con difícil naturalidad
la conciencia singular que nos unía.
un arrebatamiento jubiloso
de la voluntad, del intelecto,
se originó infalible y brutal,
como una espada al rojo
que continuaba nuestras cicatrices,
las que nunca se dijeron
a fin de resguardar lo sensible,
las reliquias maniáticas de la locura.
Quedaron nuestros cuerpos
como vasijas vacías
a las que ya no parecía posible
mirar con lupa.


n.m.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

hay que socializar


Este sábado toca socializar, después de tanto tiempo sin recitar, huyendo de la posibilidad, haciéndome la dura, la crítica, la poetasamí? Ja!... sucumbo. Y es que la cabra siempre tira al monte, aunque no tenga papel nuevo que pastar.
Será en los Diablos Azules (c/ Apodaca 6) Metro Tribunal. 20:30h.
Si os apetce allí estaremos: Rebeca Álvarez Casal del Rey, Jesús Malia, María Solís y una servidora.
Sean ustedes bienvenidos.